y siguen...
Esta antigua ceremonia acepta diferentes interpretaciones, una de ellas defiende que se trata de un rito de fertilidad y que los voladores invocan a las cuatro esquinas del universo antes de caer al suelo, trayendo con ellos el sol y la lluvia. También hay que tener en cuenta que cada volador da 13 vueltas al poste, lo que arroja un total de 52 giros. El 52 no es sólo el número de las semanas del calendario moderno, sino que era un número importante en el México prehispánico, que poseía dos calendarios, uno correspondiente al año solar de 365 días y el otro referido al año ritual de 260 días. Ambos calendarios coincidían cada 52 años solares.
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