viernes, septiembre 05, 2008

La puerta


Al salir hoy de la facultad, en la calle peatonal Sotelo del Río, tomé mi camino hacia casa.
A veces voy por Compañía y otras por Huérfanos. Tenía que recorrer esos 100 metros de calle y llegar a Paseo Huérfanos, subir toda la calle peatonal hasta San Antonio y torcer a la izquierda.
En la misma calle peatonal, a cincuenta metros de la puerta de la facultad había un camión estacionado, muy pegado a la pared, delante de una gran portada con una pequeña puertecita en uno de sus lados. Desde la puerta pequeña hasta la puerta del camión, dos filas de once pacos (vestidos de verde paco) mirándose, como enfrentados, a menos de medio metro de distancia.

De la puertecilla sacaban a detenidos;
sus chalecos reflectantes lo publicaban; esposados de pies y manos, con una cuerda que les salía del cuello, rodeaba la cintura y de ahí seguía hasta los tobillos. Su movilidad, más que reducida, era nula.
Observando el espectáculo estábamos varios.
Dos mujeres, una de mediana edad (por la que me paré a mirar) y otra de unos treinta años, lloraban en silencio y les saludaban.

Cuídate, le dijo al que parecía su hijo.
Santiago, 1 de septiembre de 2008