Días de soledad, comidas y niños

Pensé en felicitar desde aquí los acontecimientos navideños, festivos y familiares que se avecinan... en realidad, que ya están aquí.

Pero ayer, después de muchos días y de algunas noches, hablé con una amigo que hacía tiempo que no me encontraba. Hablar con él tres minutos fue bueno. Intenté que fuera bueno. Al menos fue bueno para mi. Y hablando te das cuenta que la inmensa mayoría de los conocidos, no quieren que lleguen estas fechas. El calendario obliga a reunirse con la familia, a comprar regalos, a hacer cosas que en la vida normal, rutinaria y nocturna no haríamos.

Y salieron los fantasmas. Cuando todo el mundo parece que está alegre, estamos más tristes; nuestros pequeños problemas se hacen grandes; nos ahogamos en un vaso de agua; el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra; compramos caleidoscopios que distorsionen la realidad; nuestra realidad; no sé qué te pasa; y en realidad el motivo no me importa; me importas tú; me importa cómo se sienten a los que quiero.

Pero no te dejes engañar por las luces.
Si; puede que sea una navidad más;
pero...

puede que todo siga igual.
También puede que no sea así
y encuentres el mercurio de mi voz
empapando tu contestador

una posibilidad existe
de que todo cambie
y tu lo tienes en tu mano.


Puede que nadie entienda esta entrada en el blog.

Pero puede que tú si lo entiendas.

Ánimo.
Besos.

pd. La foto no es buena; más bien es mala. La tomé en San Felipe... o Los Andes en Agosto de 2005. Ante la inmensidad de la cordillera te sientes muy solo.